Tanto si se trata de una realidad como de una fantasía sexual, el cuckold se ha convertido paulatinamente en una tendencia cada vez más aceptada entre miles de parejas, quienes encuentran una desbordante cantidad de excitación y placer al imaginar que uno de los dos sostiene relaciones sexuales con alguien totalmente ajeno a la relación, de ahí que se le califique como infidelidad consentida, pues lo que para otros podría ser un engaño o traición, para los seguidores de este fetiche no es más que una alternativa para satisfacer a ese ser por el que se siente tanto cariño.
Generalmente, esta es una práctica donde es mayormente el hombre quien le pide a la mujer que se acueste con otro para que posteriormente le comparta todos los detalles del encuentro sexual, pues el imaginarse lo acontecido es algo que dispara a tope la pasión y incentiva la llama entre ambos.
Lo candente de una mujer infiel
Al ser la infidelidad un tema tan delicado, que de hecho puede ser suficiente para que una relación se termine, hace que los relatos eróticos de infidelidad consentida sean tan polémicos, pues lo que es una conducta ampliamente señalada por la sociedad pasa a verse nutrida por el morbo y una clase de perversión suficiente para tener siempre ganas de más.
Más allá de actuar siguiendo una libertad que aparentemente se pierde al conformar un matrimonio o noviazgo, todas las historias aquí compiladas dan un giro bastante interesante a lo que puede pasar cuando una mujer es infiel, pues en las diferentes situaciones descritas se deja ver como esto es exactamente lo que prende, de ahí que muchos hombres se tomen el trabajo de ayudar a escoger por ejemplo, un deslumbrante juego de lencería para que su mujer lo luzca ante aquel recién conocido.
Violar los votos matrimoniales y asumir un rol en el que poco o nada interesan las normas sociales son aspectos que ayudan a que aquella visualización de cornudo, quede en el olvido y se transforme más bien en el resultado gratificante que surge de lo que es un gran tabú.
¿Una fantasía sexual compartida?
Para poder nombrar estas relaciones sexuales con la etiqueta de cuckold es indispensable que ambas personas se encuentren de acuerdo y que este “permiso” o “licencia” sea algo igual de cautivante para ambos.
Tenemos entonces amigos que se follan a la esposa de otro, esposos con las sobrinas de sus esposas, vecinos que se siempre están dispuestos o, por ejemplo, unas vacaciones que reúnen las condiciones para que un recién conocido se convierta en el candidato perfecto, sin importar como se den las cosas, estamos ante lo que sería otro enfoque de lo que se entiende por compartir y acostarse con otro.